Estar en obra puede resultar una experiencia desgastante. Sin embargo, para quienes buscan transformar el living —uno de los ambientes más visibles y vividos del hogar— existen alternativas que combinan planificación, materiales eficientes y sentido del diseño. Reformar este espacio clave puede revalorizar la propiedad hasta un 20%, de acuerdo con especialistas del sector, y no siempre requiere intervenciones complejas.
La arquitecta Gabriela Correa, especialista en proyecto, dirección y ejecución de obras nuevas y remodelaciones, sostuvo que “la remodelación de un living se inicia con una planificación meticulosa. Desde la elección del mobiliario, ya sea nuevo o existente, hasta la actualización de colores, cada detalle contribuye a la transformación del espacio. La iluminación y la disposición funcional de los muebles son puntos clave para lograr un ambiente confortable”.
Las reformas pueden incluir desde tareas simples como pintar paredes y reorganizar muebles hasta cambios más técnicos como el reemplazo de pisos, aberturas o la instalación de cielorrasos con iluminación empotrada. La elección entre obra húmeda o en seco dependerá del presupuesto y las condiciones del lugar.
“Cambiar un piso de madera por porcelanato es una opción habitual, pero es esencial tener claro qué se desea renovar y considerar el presupuesto disponible para guiar las decisiones económicas, especialmente debido a la inflación y el aumento de los costos de materiales”, explicó Correa.
Cuando es ideal
Según María del Mar Danuzzo, encargada de arquitectura comercial en Familia Bercomat, el verano es un momento ideal para avanzar con reformas. “Las altas temperaturas aceleran el secado de materiales como pinturas y adhesivos, lo que permite realizar tareas en menor tiempo. Además, si los vecinos o los propietarios se van de vacaciones, se pueden hacer cambios más ruidosos sin conflicto”.
El costo estimado de reformar un living —sin modificar instalaciones sanitarias ni eléctricas de base— parte desde USD 250 a USD 300 por metro cuadrado. Esto incluye colocación de porcelanato, pintura látex satinada, trabajo de cielorraso e iluminación. Según datos de Bercomat, las cerámicas parten desde $4.400 por unidad, los porcelanatos desde $8.600, y un balde de pintura de 20 litros puede adquirirse desde $26.000. Las ventanas de aluminio arrancan en los $77.000.
Más allá de los materiales, las decisiones estéticas definen el resultado final. “El uso de piedra en revestimientos y detalles agrega un toque orgánico, mientras que el acero negro en muebles y accesorios aporta modernidad. La madera es un infaltable, tanto en pisos como en paredes o escaleras, porque da calidez y resistencia”, detalló la arquitecta María Florencia Álvarez. También se observa un fuerte regreso de los tejidos naturales como lino, yute y algodón, especialmente en tapicería, mantas y alfombras.
Qué tener en cuenta en departamentos
En departamentos, los desafíos son mayores por las dimensiones reducidas y la menor entrada de luz natural. “En esos casos se debe trabajar con luminarias bien dirigidas, espejos que expandan el espacio y colores claros en paredes y techos”, aconsejó Álvarez. En casas, en cambio, suele haber mayor flexibilidad de diseño por la presencia de frentes, fondos o jardines.

Una de las tendencias que crece es la integración del living con la cocina y el comedor, especialmente en viviendas nuevas o en barrios privados. Esta apertura genera una sensación de mayor amplitud y favorece la interacción social. “Pero también es importante considerar los olores, la humedad y el ruido que se genera al cocinar, por eso se recomienda resolver bien el sistema de ventilación y extracción”, advirtió Álvarez.
Entre los recursos más utilizados para renovar sin grandes obras se destacan el microcemento —ideal para cubrir suelos oscuros o dañados sin levantar el piso existente— y los paneles de yeso para dividir o redefinir sectores. “El microcemento es decorativo, de buena resistencia, y no requiere demolición. El resultado es prolijo y moderno”, indicó Correa.
La iluminación, clave
En términos lumínicos, la innovación también pisa fuerte. Facundo Goya, experto en iluminación arquitectónica, recomendó integrar estos sistemas al diseño general del ambiente. “Los rieles magnéticos permiten combinar spots de ángulo cerrado con difusores, y se pueden empotrar o aplicar en techos y paredes. La tendencia actual busca crear sistemas de iluminación lineales, continuos, con vértices de 90º que pueden cruzar superficies”. El precio estimado es de USD 180 por metro lineal.
Además del diseño fijo, los accesorios decorativos permiten reforzar los cambios con una inversión contenida. Estantes, marcos, almohadones, mantas, espejos o lámparas de pie pueden transformar la percepción del espacio sin obras. “En estos casos, aconsejo utilizar colores ambientales en paredes y cielorrasos que acepten cambios dinámicos. Así, el mobiliario o los objetos pueden renovarse sin necesidad de pintar todo nuevamente”, recomendó Correa.
Los arquitectos coinciden en que cada living debe responder a su contexto. Ya sea urbano o suburbano, en PH, departamento o casa, la clave está en adaptar las decisiones a las características del lugar. Un entorno luminoso y bien ventilado, con techos altos y muebles bien distribuidos, contribuye a un ambiente que combine funcionalidad, descanso y expresión personal.
Hoy, el diseño interior ya no es exclusivo de grandes proyectos. Con presupuesto acotado, asesoramiento profesional y materiales adecuados, se pueden lograr transformaciones significativas. El living, como lugar de encuentro y carta de presentación del hogar, se convirtió en una prioridad para quienes buscan reformar sin perder tiempo ni dinero en obras innecesarias.