El avance de la Inteligencia Artificial (IA) en el Real Estate ya no es promesa ni tendencia: es presente. En el último programa de Ladrillo.Info, el streaming conducido por Federico Miqueo que se consolidó como un espacio de debate sobre los desafíos del mercado inmobiliario y puede seguirse por Youtube, tres referentes del sector analizaron cómo impacta la IA en su trabajo diario y qué estrategias adoptan para no quedarse atrás.
Belén Ortega, cofundadora de Arwen y Nexus Academy; Fabián Achával, CEO de Fabian Achával Propiedades; y Emiliano Lerner, arquitecto y desarrollador de los edificios Smile, coincidieron en que la automatización de tareas rutinarias permite recuperar tiempo para labores estratégicas.
Aunque alertaron que la falta de formación y el miedo al cambio siguen siendo los principales obstáculos para su adopción.
Entre la eficiencia y la resistencia
Según los invitados, la Inteligencia Artificial ya permite resolver hasta el 80% de las tareas cotidianas del negocio. Desde la generación de imágenes renderizadas hasta la atención al cliente automatizada, las herramientas disponibles pueden acelerar procesos de ventas, tasaciones, carga de propiedades, generación de contenido y análisis de datos.

Lerner aseguró que en su empresa aplicaron IA para mejorar la experiencia de los clientes al visualizar unidades desde el pozo. “Mostramos departamentos completamente amueblados gracias a modelos generativos y eso acortó los tiempos de decisión”, explicó.
También destacó el uso de chatbots, automatización de carga en portales y respuestas personalizadas a través de asistentes entrenados con datos propios.
Achával sostuvo que la clave para no perder competitividad es identificar el flujo productivo de cada empresa y detectar dónde puede intervenir la IA como copiloto. “No se trata solo de hacer renders o campañas de marketing, sino de integrar esta tecnología en el corazón del trabajo del broker”, indicó.
Agregó: “Si uso IA para analizar un mercado, tasar una propiedad o responder un contacto, gano tiempo para prospectar y para estar con mi familia. Ahí está la ganancia real”.
Humano vs. máquina
Lejos de la idea de reemplazo total, los tres especialistas insistieron en que el componente humano sigue siendo indispensable. Ortega planteó una división en tres tercios: un 80% automatizable, un 10% dependiente de la calidad de datos que el profesional le aporte a la IA, y un 10% final donde entra la impronta, el criterio, la sensibilidad.
“La herramienta puede ser poderosa, pero si los datos están mal cargados, el resultado será incorrecto. El pensamiento crítico del usuario es clave”, explicó.
Además, señaló que el principal riesgo de la IA no está en su avance, sino en su mal uso. “No se trata de pedirle que interprete lo que yo quise decir, sino de aprender a comunicarnos con precisión”.
Para Ortega, el problema de fondo es cultural. “Hay un porcentaje enorme de empresas que no tienen documentados sus procesos. Todo está en la cabeza de una persona, o en un cuaderno. Así es imposible escalar ni automatizar nada”, sostuvo. “Y cuando se llega a la IA sin haber ordenado esos procesos, la experiencia suele ser frustrante”.
El miedo como freno
En ese punto coincidieron los tres. Según Achával, muchas inmobiliarias pequeñas o tradicionales rechazan las herramientas tecnológicas por temor a perder control, o porque su modelo de negocio se basa en rutinas difíciles de modificar. “Hay una creencia de que si cambian las cosas, se frenan las ventas. Entonces siguen igual, aunque el mundo cambie”, afirmó.

Lerner añadió que el rubro inmobiliario, salvo contadas excepciones, muestra una baja penetración de herramientas avanzadas. “Algunos usan IA para hacer un mail o una publicación. Pero pocos la integran realmente a su operación diaria”, explicó.
En la misma línea, Ortega observó que muchas veces el rechazo está vinculado al desconocimiento. “Me dicen: ‘Sé que tengo que usarla, pero no entiendo cómo. Ahí hay un paso previo que es ordenar, capacitar y luego avanzar”, indicó. “La IA no viene a reemplazar al equipo, sino a potenciarlo. Pero eso requiere decisión y estrategia”.
Cambiar o quedar afuera
Durante el programa se planteó un eje central: ¿qué pasa con quienes no adoptan esta tecnología? Para los tres referentes, el riesgo de quedar fuera del mercado es real.
“Ya hay plataformas que permiten reservar propiedades desde el exterior, hacer visitas por videollamada, recibir asesoramiento y seguimiento automatizado. El consumidor cambió, y el que no se adapta pierde”, señaló Lerner.
Achával agregó que incluso en mercados desarrollados, como Estados Unidos, la adopción no es total, pero la presión de los nuevos hábitos digitales es creciente. “Hoy hay consumidores 100% digitales. No alcanza con tener la vidriera. Hay que estar en los portales, en las redes, y responder rápido. El que no lo hace, pierde la oportunidad”, explicó.

Ortega advirtió que incluso los procesos de búsqueda de empleo están cambiando. “Dos currículums iguales ya no se eligen por experiencia, sino por quién domina herramientas como ChatGPT. El mercado penaliza la falta de actualización”, afirmó.
Primeros pasos
Ante la consulta de Miqueo sobre cómo empezar, Ortega recomendó tareas simples: usar IA para responder mensajes, generar modelos de mails o entrenar un ChatGPT propio con la información del negocio.
Achával sumó la idea del role-playing (juego de roles) con IA para entrenar a agentes frente a clientes exigentes. “Con una voz avanzada podés simular diálogos reales y mejorar la atención”, explicó.
Achával mencionó que ya desarrollaron soluciones personalizadas. “Le pido a FAPI, nuestro modelo, que me analice la oferta de una cuadra y me devuelve en segundos un PDF con todo el detalle. Eso antes llevaba días”, contó.
Además, enfatizó que muchas de estas herramientas están disponibles a bajo costo o con versiones gratuitas. “Se puede empezar con un MVP chico (por sus siglas en inglés Minimum Viable Product significa “producto mínimo viable”: una versión básica y funcional de una herramienta que permite empezar a probar una solución sin grandes inversiones). Si después querés escalar, necesitás desarrollo. Pero no hace falta una inversión inicial enorme para dar el primer paso”.
Más allá del Real Estate
El debate también giró en torno a los cambios más amplios que la IA genera en el mundo laboral. Achával mencionó que los traductores públicos ya enfrentan una competencia directa de modelos automáticos. Ortega recordó que hace años la idea de pedir comida desde una app parecía imposible. “El cambio es cultural. Antes estar ocupado era sinónimo de éxito. Hoy es trabajar con foco”, reflexionó.
Ortega se refirió al posicionamiento oficial sobre la regulación tecnológica y recordó que “el presidente Javier Milei dijo que no quiere regular la inteligencia artificial”.
Según explicó, su postura es intermedia: “No se trata de imponer un control total ni de liberar todo sin criterio, sino de avanzar con regulaciones planificadas que protejan al ciudadano sin frenar la innovación”.
En cuanto al futuro, los tres coincidieron en que la IA seguirá avanzando y que la clave será la adaptación. “No es imitar lo que hacen otros, sino pensar cómo aplicarla a mi realidad. Esa es la diferencia entre crear y cocrear”, dijo Ortega.
Achával cerró con una frase que resume el espíritu del programa: “La IA tiene que traducirse en ganancia de productividad. El que no entienda eso, va a quedar afuera. Pero el que la incorpore, va a tener una ventaja competitiva enorme”.