En el estudio de Ladrillo.Info, Federico Miqueo, conductor del streaming suceso del mundo inmobiliario en 2025, recibió a Hugo Humberto Lamadrid, el Flaco en el mundo deportivo, los hinchas racinguistas lo tienen entre sus ídolos por ser un volante todo terreno que supo conquistar el corazón de los «albicelestes» y el reconocimiento de los contrarios a pura guapeza, destreza y por dar todo en cada partido.
En un mano a mano distendido, el ex futbolista de Racing repasó su trayectoria, los aprendizajes del vestuario y su presente como coordinador comercial en Tomás Oubiña Propiedades. La entrevista recorrió anécdotas, valores y códigos compartidos entre el deporte y el mundo de los ladrillos.
Lamadrid debutó en la Primera de Racing el 28 de septiembre de 1985, cuando el club militaba en la B. Ingresó en el segundo tiempo frente a Sportivo Italiano en la cancha de Huracán y marcó el gol del triunfo. Aportó en la campaña del ascenso y más tarde integró el plantel que obtuvo la Supercopa Sudamericana en 1988. Su carrera se truncó por una fractura de tibia durante un partido de Copa Libertadores ante Instituto. La recuperación resultó dura y tras varias cirugías dejó el club.

Jugó en Quilmes, Mandiyú de Corrientes, San Martín de San Juan, Douglas Haig de Pergamino, entre otras instituciones del ascenso. En el exterior jugó en Universidad de Chile. Más tarde se desempeñó como comentarista, tuvo un paso por la función pública, trabajó en medios como la radio Rock & Pop y acompañó desde la militancia la lucha contra el gerenciamiento en Racing. Pero su historia volvió a cambiar hace dos años, cuando tres personas distintas le señalaron que el mundo inmobiliario era para él.
“Estaba de vacaciones, con una birra en la pileta, y me llega una foto por Instagram de un amigo con un libro. Le ofrecí armarle el posteo porque la foto era malísima. Al otro día, otra foto igual. Charlamos y me dijo: ‘Flaco, esto es para vos’”, relató. Una semana después, otra persona cercana le repitió la misma frase. Ese eco lo impulsó a averiguar. Trabajó en una franquicia y en 2024 se sumó al equipo de Tomás Oubiña Propiedades.
“Estoy muy contento. La gente me reconoce por el fútbol o por las redes, y eso ayuda a romper la primera barrera. Pero después tenés que demostrar que sabés, que escuchás, que laburás”, explicó. Lamadrid realiza más de 20 llamados diarios, prospecta todos los días, genera contenidos, participa en redes sociales y, sobre todo, escucha.
“Me siento a tomar mate con alguien que perdió al marido y me cuenta su historia durante cuatro horas. No siempre sale un negocio, pero ese vínculo es clave. No quiero perder la empatía”, señaló.
Que le enseñó el fútbol para aplicar en lo inmobiliario
En su nueva profesión aplica herramientas que vienen del deporte: preparación, análisis del rival, lectura de juego. “Una entrevista con un cliente es como preparar un partido. Antes de ir, investigo quién es, qué quiere, cómo está la propiedad. Llevo un informe con 13 páginas. Y si después no se da, le hago un seguimiento igual, cada diez días, quince. Esa constancia genera resultados”, sostuvo.

Lamadrid tiene un enfoque crítico sobre algunas prácticas del sector. Cuestionó la “mala praxis” al momento de captar propiedades, cuando se aceptan precios irreales solo por sumar inventario. “Yo no quiero tener más de diez propiedades. De cada una tengo que saber vida y obra del dueño.
Si no, no se puede atender bien”, dijo. También diferenció su estrategia: prefiere no trabajar en desarrollos en pozo ni búsquedas para compradores, donde observó deslealtades o decisiones repentinas sin aviso. “Enfocate en lo que te funciona”, agregó.
Su cuenta de Instagram combina humor, cercanía y claridad. Para él, la clave no es llenar de propiedades el perfil, sino mostrar quién es. “La gente entra a las redes a comprarte a vos, no a ver inmuebles. Quieren saber que tenés una familia, que también sufrís con una declaratoria, que entendés por lo que pasa el otro”, sostuvo.
Atención personalizada
La atención personalizada se convirtió en su diferencial. Envía informes semanales, videos con métricas reales, hace seguimiento de cada caso, explica el funcionamiento de los portales y cómo influyen las posiciones en la búsqueda online. Afirmó: “Cuando le mostrás a alguien que su propiedad ni aparece en los mapas de búsqueda, entendés por qué no se vende. No es magia. Es trabajo”.
El Flaco también reflexionó sobre el vínculo entre el fútbol y el ladrillo. Contó que tras retirarse trabajó en un banco, vendió seguros, puso una panadería y pasó por medios. Ninguna de esas actividades despertó su competitividad como el mercado inmobiliario. Comentó: “Esto me hace sentir como cuando preparaba un partido. Busco información, investigo, me preparo. Y en cada charla con un cliente vuelvo a jugar”.
Dijo que ya pasó por “las divisiones inferiores” y que hoy siente que debutó en primera. Ser un referente, para él, no es abrir una inmobiliaria ni organizar eventos con figuras. “Es que te recomienden por tu laburo. Que el boca en boca funcione. Que lo que hacés tenga valor”, explicó.
Cuestión de apellido
También subrayó que el apellido lo obliga a una doble responsabilidad. “Si hacés las cosas bien, se amplifica. Pero si te mandás una, también. No podés fallar. Hay que hacer las cosas bien. Si te equivocás, lo reconocés, pero no podés ser desprolijo”, afirmó.
Durante la charla reconoció que vendió a jugadores y ex jugadores. “Acercarse a ellos es difícil, sobre todo si sos ex futbolista.

El representante te dice: ‘Charlen lo que quieran, pero decido yo’. Y está bien. Pero es un campo interesante, donde se puede hacer un gran trabajo. Con ellos también hay que mostrar seriedad y profesionalismo”, dijo.
La familia es clave
En el cierre, dejó una reflexión sobre el retiro y el vacío que enfrentan muchos futbolistas. “A los 35, cuando empieza la vida profesional para todos, para nosotros se termina. Si no guardaste un mango, si no te preparaste, se hace muy duro. No sabés para qué estás capacitado. Empezás a conocer el hospital público, a trabajar de cualquier cosa. Y a todo eso se le suma el duelo de ya no ser”, afirmó.
Contó que su familia lo acompañó siempre. “Hubo más momentos malos que buenos. Lo que soy se lo debo a ellas. Se bancaron todo”, dijo. Y cerró con una mirada realista: “Hoy estoy las 24 horas con esto. Si no pensás en esto todo el día, replanteátelo. Porque este laburo exige cabeza, compromiso y presencia. Pero también te llena”.
Desde la experiencia como jugador en Racing hasta su consolidación como asesor inmobiliario y desenvolverse en el ámbito del Real Estate, Hugo Lamadrid construyó una nueva identidad profesional. Mantuvo intactos los valores que lo guiaron en la cancha y los aplicó a un rubro que exige perseverancia, trato humano y visión estratégica. En el fútbol o en las propiedades, entendió que se juega como se vive y que la clave, como siempre, está en no bajar los brazos.