Un domo geodésico puede convertirse en alojamiento turístico en menos de una semana. Esa característica, sumada a su bajo costo por metro cuadrado y a una estética distintiva, posiciona a estas estructuras como una de las opciones más buscadas dentro del fenómeno global del glamping (una forma de alojamiento que combina contacto con la naturaleza y comodidades de hotel, y se expande por la demanda de experiencias turísticas diferenciales y sustentables).
El modelo más usual para glamping es el de 6,5 metros de diámetro, equivalente a 32 metros cuadrados. Según Pablo Sierra, referente de Domos GLAM, ese formato cuesta alrededor de USD 11.000 con piso, puerta, ventanas, aislación interior y exterior incluidos. «Se arma en cuestión de horas», afirma.
Una inversión inicial de USD 45.000 permite montar un complejo de cuatro domos, que a USD 150 por noche podría recuperar la inversión completa en un plazo de ocho a doce meses de ocupación plena, según estimaciones del sector.

Además de los domos tipo carpa, fabricados con caño de acero y lona de PVC, existen modelos construidos con madera. Joaquín Gracian, CEO de Domos Chajá, explica que su empresa ofrece exclusivamente estructuras de madera, con una cotización de USD 950 por m2 entregadas llave en mano.
Por ejemplo, uno de 30 m2 puede completarse en un mes. «Los de madera son superiores en todo sentido, soportan todos los climas y ofrecen una experiencia distinta», asegura.

En el segmento más premium se encuentran los domos de hasta 80 m2, distribuidos en dos plantas, que permiten resolver espacios de dormitorio mediante entrepisos. Este tipo de soluciones arquitectónicas se acerca más a una vivienda tradicional que a un módulo temporario.
A diferencia de otras construcciones no convencionales, los domos cuentan con Certificado de Aptitud Técnica (CAT) y pueden ser registrados como vivienda dentro del código de edificación tradicional.
Materiales
Verónica Da Pos, directora de Domo Rojo, señala que la elección entre madera o acero depende de la localización y de la logística disponible en cada emprendimiento. «Como muchos proyectos turísticos están en lugares hermosos pero de difícil acceso, los domos de acero y lona son una solución por su practicidad, rapidez y economía de materiales», explica.

Para ella, el domo es apenas la base: cada inversor lo adapta al nivel de sofisticación que busca ofrecer. «Hay proyectos de lujo creados dentro de estas estructuras», indica.
Costo para pasar la noche
En términos generales, una noche en un domo se cobra entre USD 50 y USD 200, según la ubicación, los servicios incluidos y el diseño. En sitios como las Salinas Grandes en Jujuy, la selva misionera o el glaciar Perito Moreno, las tarifas alcanzan valores altos gracias al atractivo del entorno y a la experiencia integral que ofrecen.

El auge de los domos forma parte de un fenómeno mayor: el crecimiento del glamping. Esta forma de turismo busca combinar naturaleza y confort, y se expandió en Argentina con opciones que incluyen alojamiento en medio de paisajes naturales, servicios gastronómicos de autor, actividades incluidas y diseño de interiores pensado para estadías breves pero memorables.
Pristine Camps, en El Calafate, es uno de los ejemplos más difundidos. Ofrece domos con vistas al glaciar Perito Moreno, alimentación incluida y abastecimiento energético mediante paneles solares. Otro caso es el domo-restorán que funciona como centro de operaciones del complejo, combinando funcionalidad y diseño en un solo espacio. En Jujuy, a 3.800 metros de altura, existe un glamping en pleno corazón de las salinas que aprovecha la geografía como diferencial y propone una experiencia cultural y natural única.

Además de alojamientos turísticos, los domos geodésicos tienen otros usos. «Los más grandes se usan para eventos, clases, talleres, incluso iglesias. Son versátiles y resistentes», dice Verónica Da Pos. Pablo Sierra coincide: «Funcionan como espacios multiuso y requieren una inversión baja y rápida implementación».
La demanda está extendida en todo el país. Desde Ushuaia hasta La Quiaca, los pedidos llegan a las principales empresas del sector, que advierten un aumento sostenido del interés por este tipo de estructuras. En parte, esto se debe a que el domo combina variables difíciles de encontrar en otras soluciones habitacionales: costo reducido, velocidad de montaje, capacidad de adaptación, y una estética que llama la atención.

Según los fabricantes, el atractivo visual de los domos también contribuye a su éxito en redes sociales. La foto típica del domo con vista panorámica o con interiores decorados al estilo boho chic se viraliza con facilidad y genera interés por parte de nuevos inversores.
Otra ventaja es que pueden construirse con materiales sustentables. Domos Chajá emplea entramado de madera con celulosa para aislación y corcho para impermeabilización. Esta combinación permite cumplir con criterios de eficiencia energética y cuidado ambiental, algo muy valorado por el público del turismo ecológico.
En todos los casos, el tiempo de montaje es un punto fuerte. Mientras que una vivienda tradicional puede demorar varios meses, un domo estándar puede estar operativo en un día, como señala Domo Rojo, o en cuestión de horas, como destacan en Domos Glam.

El avance del glamping y la búsqueda de soluciones habitacionales innovadoras y sostenibles explican el auge de estas estructuras. Los domos ofrecen una fórmula poco usual: bajo costo, velocidad y alto retorno económico, especialmente en destinos turísticos con gran atractivo natural.

Desde quienes buscan emprender en zonas alejadas hasta grandes desarrolladores interesados en propuestas sustentables, el domo geodésico se consolida como una inversión cada vez más frecuente en el mapa turístico argentino.