En el corazón del barrio de Núñez, sobre la esquina de la Avenida Crámer e Iberá, se levanta una de las casonas más antiguas y emblemáticas de la Ciudad de Buenos Aires. Se trata de una vivienda que tardó cuatro años en edificarse, fue estrenada en 1925 (atraviesa sus 100 años de vida) y combina toques de la arquitectura inglesa con influencias de los Países Bajos, obra del arquitecto Mario Sesana.
En octubre de 2022 había salido al mercado por 960.000 dólares. Tres años más tarde, tras no conseguir interesados, su precio bajó un 30% y hoy se ofrece en USD 680.000. La casona, que ocupa un lote propio en esquina y tiene 349 metros cuadrados totales, 250 metros cubiertos y 157 metros de terreno, continúa en venta como testimonio de la historia barrial.
La propiedad está íntimamente ligada a un vecino ilustre: Eduardo Mauricio Pereira Ramírez, médico pediatra y cirujano de niños nacido en 1899, que desarrolló gran parte de su carrera en el Hospital Pirovano.

Durante décadas atendió también en su casa, donde era recibido con respeto y afecto por los vecinos. Falleció en 1988, y su figura sigue siendo recordada en Núñez. Como reconocimiento, la familia conservó el consultorio y el mobiliario original, aún visibles en el inmueble.
Quienes la habitaron y cómo es
En 2022, varios medios destacaron que “la vivienda fue habitada únicamente por sus dueños durante varias generaciones” y que “los nietos del doctor Pereira Ramírez conservaron el consultorio con el mobiliario intacto y así se aprecia hoy quien vaya a recorrer la vivienda con intenciones de comprarla”. Ese carácter de cápsula del tiempo convierte a la casa en una pieza única, catalogada como Patrimonio Histórico, Arquitectónico y Urbanístico de la Ciudad de Buenos Aires (ratificada por la Legislatura porteña en 2024).

El paso del tiempo no impidió que la casona mantuviera buena parte de su esencia. El aviso actual de venta detalla: “Planta baja: pórtico. Puerta principal en doble altura, en vitraux antiguo, que por su orientación permite el ingreso de luz natural, y el espacio se vivencia cálido y muy luminoso. Hall de recepción, living comedor y amplia habitación que es utilizada actualmente como escritorio, todo separado por puertas dobles, techos doble altura y ventanales hacia el frente. Los pisos del living comedor y del escritorio son de pinotea. Escalera principal elegante y muy bien conservada”.
Los ambientes destacan por su amplitud y por los materiales de época. “Tanto el hall de la planta baja como el hall de distribución del primer piso son amplios, elegantes e imponentes, no constituyen solamente un espacio de distribución de ambientes sino un espacio para habitar y disfrutar”, señala la descripción inmobiliaria. En el primer piso, los tres dormitorios conservan pisos de pinotea original, puertas dobles con banderolas y techos de más de 3,40 metros de altura. Uno de ellos incluye una terraza privada.

En la segunda planta se ubican otros tres dormitorios con vista al frente y acceso directo a la terraza. El central tiene una puerta ventana con salida a balcón. “Todos los dormitorios, que en su totalidad son siete, son amplios, luminosos, sus ventanales acompañan a los techos altos. La casona brinda vistas y disfrute de terrazas y balcones. Los techos y zinguería están en buen estado de conservación, se han reciclado hace pocos años. La cocina y baños están de época”, precisa el aviso.
Con materiales importados
El inmueble también cuenta con un altillo de 40 metros cuadrados, cocheras para dos autos y detalles originales que lo convierten en una joya arquitectónica: carpinterías a medida, pisos graníticos con incrustaciones, mosaicos originales, mármoles, molduras, postigos de hierro y la imponente puerta principal con vitraux antiguo. Las tejas francesas de marca Pierre Sacoman, colocadas hace un siglo, permanecen intactas.

El prestigio del doctor Pereira Ramírez trascendió el barrio. Se recuerda que el propio presidente de la Nación, Juan Domingo Perón le envió una carta en 1955, poco antes de ser derrocado, donde escribió de puño y letra: “Me es altamente grato hacerle llegar mi profundo reconocimiento en nombre del pueblo a cuyo servicio deben estar siempre los afanes y el sacrificio de los médicos que son conscientes de su elevada responsabilidad”. La misiva se conserva junto al consultorio como parte de la memoria familiar.
Por que sigue siendo valioso
El inmueble no solo es valioso por su historia, también por su ubicación. Está rodeado de polos gastronómicos, clubes deportivos, espacios recreativos y culturales, a pocas cuadras de la estación de subte Congreso de Tucumán. Esa localización estratégica lo convierte en una alternativa para inversión, sede institucional, showroom o uso residencial. La inmobiliaria que lo comercializa asegura que “la propiedad es ideal para inversión, sede institucional, academias, embajadas, showroom, estudio de arquitectura, de publicidad, consultorios médicos, centros de estética, ONG o una casa con una impronta única”.

En redes sociales, un tuit sobre la casona alcanzó 5.900 me gusta y disparó un debate en torno a su destino. Algunos usuarios plantearon que podría convertirse en un alojamiento temporario con alta rentabilidad, mientras otros ironizaron con detalles como la falta de bidet en el baño principal. Lo cierto es que, pese a su valor histórico y arquitectónico, todavía no encontró comprador.

En 2022 los vendedores destacaban que “tres generaciones lograron cuidar y proteger esta notable casona, admirada por todos los habitantes de Núñez, parte de la historia y de la cultura de la ciudad se pueden apreciar en ella”. Hoy, con más de 100 años de vida y un precio que pasó de 960.000 a 680.000 dólares, la casa emblemática del barrio sigue en busca de alguien que la adquiera y defina su futuro.