Un rascacielos de escala inédita redefine el horizonte urbano del norte de México. La Torre Rise, con 484 metros de altura, se encamina a convertirse en el edificio más alto de América Latina y en uno de los más relevantes del continente. Con una inauguración prevista para 2026, el proyecto se inscribe dentro de una estrategia urbana y económica que busca posicionar a la ciudad en el circuito global de inversiones y grandes desarrollos inmobiliarios.
La torre supera por más de 170 metros a la actual Torre Obispado y quedará apenas por debajo del One World Trade Center de Nueva York en el ranking continental. De acuerdo con información oficial del proyecto, 408 metros corresponden a los pisos habitables, distribuidos en 96 niveles, mientras que los 76 metros restantes forman parte de la aguja que corona la estructura.
El gigante de Monterrey, una vez inaugurado, desplazará a la Torre Obispado, el edificio más alto de América Latina en la actualidad que está pegado al Rise, que alcanza 305,3 metros.
La magnitud del emprendimiento se refleja también en la inversión comprometida. Autoridades provinciales y desarrolladores estiman que el proyecto demanda más de USD 350 millones, una cifra que lo ubica entre las obras privadas más relevantes del país.

“La Torre Rise es una señal de confianza y de visión a largo plazo. No solo transforma el skyline, sino que genera empleo, inversión y desarrollo urbano”, sostuvo el gobernador de Nuevo León, Samuel García Sepúlveda, al referirse al avance del proyecto.
Un edificio de usos mixtos con perfil internacional
La Torre Rise no se limita a romper récords de altura. El desarrollo se concibe como un complejo de usos mixtos, con una programación que busca atraer empresas, residentes, turistas y visitantes.
El proyecto contempla:
- 35 niveles destinados a oficinas corporativas de alta gama.
- 22 pisos de departamentos residenciales, con distintas tipologías.
- 10 niveles para un hotel de lujo, cuya marca aún no fue anunciada oficialmente.
- 4 plantas dedicadas a locales comerciales y servicios.
- Un SkyDeck 360°, un mirador panorámico ubicado en los últimos tres pisos.

Además, se prevé la instalación de una tirolesa en uno de los niveles más altos, una atracción pensada para reforzar el perfil turístico del edificio y su carácter icónico.
Quienes están detras de este proyecto
La Torre Rise se erige en Avenida Constitución 2219, en la colonia Obispado, frente al río Santa Catarina, al norte de Monterrey, Nuevo León, un área estratégica que combina conectividad urbana con cercanía a avenidas principales y nodos de transporte.
El desarrollo está liderado por Ancore Group, que asume el rol de desarrollador principal y coordinador de la construcción, con participación de Nest en el desarrollo y comercialización de los espacios residenciales y Alora encargada de la operación del hotel dentro de la torre.
El diseño arquitectónico fue realizado por Esteban Ramos y su equipo en Ancore Development Group, con colaboración de Pozas Arquitectos en aspectos técnicos y de interiorismo.
Diseño, tecnología y sustentabilidad
Desde el punto de vista arquitectónico, la Torre Rise presenta una fachada de cristal con control térmico y un diseño de esquinas curvas que reduce el impacto del viento sobre la estructura. Estas decisiones técnicas resultan clave en edificios de gran altura y permiten optimizar el comportamiento del inmueble a largo plazo.
El proyecto incorpora más de 4.300 metros cuadrados de áreas verdes y cerca de 8.000 metros cuadrados de espacios destinados a amenidades, con el objetivo de equilibrar densidad urbana y calidad de vida.

En materia ambiental, la torre cuenta con certificaciones internacionales como LEED Silver, Green Globes, Building EQ y WELL. Estas distinciones reconocen estándares vinculados a eficiencia energética, calidad del aire interior y bienestar de los usuarios.
“La sustentabilidad dejó de ser un diferencial para convertirse en un requisito. En proyectos de esta escala, cada decisión constructiva impacta en la ciudad y en quienes la habitan”, señalaron voceros técnicos vinculados al desarrollo.
Ubicación estratégica y efecto urbano
La torre se levanta en una zona consolidada, con acceso directo a avenidas clave y cercanía a hitos culturales y naturales. Su emplazamiento, a pocos metros de la actual Torre Obispado, configura un nuevo polo vertical que redefine el perfil urbano y genera un efecto de arrastre sobre el mercado inmobiliario del entorno.
El proyecto también contempla una integración fluida con el sistema de transporte urbano, lo que facilita el acceso para trabajadores, residentes y turistas, y refuerza su rol como nodo de actividad.
Inversión, empleo y proyección regional
La inversión del edificio moviliza una amplia cadena de valor que incluye construcción, ingeniería, servicios profesionales, logística y tecnología. Durante la obra, miles de puestos de trabajo directos e indirectos forman parte del impacto económico del proyecto.
Una vez operativo, el complejo demandará personal para la gestión de oficinas, residencias, hotelería, comercio y mantenimiento, con impacto sostenido en el empleo local.
Un hito con fecha clave
García Sepúlveda dijo: “El objetivo es que la torre esté lista para recibir al mundo en un momento clave para el país”.
El cronograma de obra apunta a una inauguración durante el verano de 2026, antes del inicio del Mundial de Fútbol de la FIFA, que tendrá a México como uno de los países anfitriones.

Más allá de su altura, la Torre Rise se proyecta como un símbolo de modernidad, inversión y ambición urbana. Un edificio que no solo busca liderar rankings, sino también marcar una nueva etapa en el desarrollo inmobiliario de América Latina.
Cómo se inscribe la Torre Rise entre los gigantes del mundo
Con sus 484 metros de altura, la Torre Rise se incorpora a un grupo selecto de rascacielos que definen el estándar global en materia de construcción en altura. Si bien no compite con los gigantes absolutos del mundo, como el Burj Khalifa de Dubái, de 828 metros, o la Shanghai Tower, que alcanza los 632 metros, el proyecto mexicano se posiciona dentro del ranking internacional como uno de los edificios más altos fuera de Asia y Medio Oriente.

En términos continentales, la Torre Rise quedará solo por debajo del One World Trade Center de Nueva York, consolidándose como la segunda estructura más alta de América y como una de las torres más relevantes del hemisferio occidental.
Burj Khalifa – Dubai: 828 metros, el edificio más alto del mundo.
Shanghai Tower – Shanghái: 632 metros, uno de los rascacielos más emblemáticos de Asia.
Abraj Al-Bait – La Meca: 601 metros, complejo de uso mixto con fuerte impacto urbano y religioso.
Ping An Finance Center – Shenzhen: 599 metros, torre corporativa y comercial de referencia global.
Lotte World Tower – Seúl: 555 metros, rascacielos de usos mixtos y uno de los más altos del mundo.
One World Trade Center – Nueva York: 541 metros, el edificio más alto de América.
Este posicionamiento no responde únicamente a una cuestión de metros, sino también al modelo de desarrollo que representa.

Al integrar oficinas, viviendas, hotelería, comercio y espacios públicos en un solo edificio, la Torre Rise se alinea con la tendencia internacional de rascacielos de usos mixtos, concebidos como verdaderos distritos verticales. De ese modo, el proyecto no solo busca un lugar en los rankings de altura, sino también consolidarse como un referente urbano y arquitectónico a escala mundial.