En el estudio de Ladrillo.Info, el streaming conducido por Federico Miqueo, se desarrolló un mano a mano con Daniel Vier, presidente de la Cámara Argentina de la Madera (CADAMDA). La conversación giró en torno al potencial de la construcción en madera en Argentina, sus ventajas frente a los sistemas tradicionales y las barreras culturales que limitan su expansión.
“El desafío es lograr que la madera sea un material preponderante en la obra de los argentinos todos los días. Hay que tomar como bandera la construcción con menor huella de carbono y menor impacto ambiental”, señaló.
En ese sentido, Vier fue categórico: “Una casa de madera puede construirse en 4 meses y no cuesta más que una de ladrillo”.
La madera como material originario
Vier remarcó que el vínculo del ser humano con la madera es anterior al de cualquier otro material.
“El primer elemento constructivo que utilizó el hombre no fue la piedra, fue la madera. Las sociedades primigenias habitaron en estructuras armadas con palos y entramados. Nuestra relación con este material antecede a la del acero, el hormigón o el aluminio”, explicó.
Recordó que los barcos que permitieron el descubrimiento de América eran de madera. “Si alguien se aventuraba meses en el océano con una embarcación de madera, con más razón puede construirse una casa con este material”, sostuvo.
Ventajas y características
El presidente de CADAMDA detalló los principales beneficios: rapidez, confort, sustentabilidad y eficiencia energética.
“Una vivienda promedio de 60 a 80 metros cuadrados puede resolverse en menos de cuatro meses. Si se industrializa el sistema, puede estar lista en pocas semanas. Esto reduce el tiempo de espera y también los costos asociados al alquiler o a la mudanza”, afirmó.
A la velocidad se suma un menor impacto en la obra. “En lugar de necesitar 100 camiones de materiales, con madera pueden ser seis. Hay menos escombros, menos desperdicios y menos disturbios para el entorno”, apuntó.
En términos de confort, citó estudios realizados en universidades de Estados Unidos y el Reino Unido: “Las personas experimentan un nivel de bienestar mayor en una casa de madera que en una de ladrillo u hormigón. Es una relación intrínseca con nuestro desarrollo histórico”.
Costos y accesibilidad
Según Vier, los costos de una vivienda en madera no son superiores a los de un sistema tradicional.
“Una casa de madera es mejor y no cuesta más caro. Se obtiene un inmueble con mejores índices térmicos y confort sensorial sin pagar un diferencial. La madera ofrece de manera natural lo que otros materiales no logran sin recurrir a aislaciones adicionales”, indicó.
Uno de los puntos más sensibles es la durabilidad. “La madera mal trabajada se pudre, pero la clave está en el diseño y la protección adecuada. Existen pagodas en China con más de 2.000 años y templos nórdicos que superan los 1.300 años. No hay puentes de hormigón con esa resistencia”, aseguró.

Para Vier, la desconfianza tiene raíces culturales. Observó: “Desde niños escuchamos el cuento de los tres chanchitos, que estigmatiza la casa de madera como frágil. Esa idea se repite en la formación profesional, donde la enseñanza está orientada al hormigón, el hierro y el ladrillo cerámico».
Experiencias internacionales y oportunidad local
El entrevistado mencionó que países de Europa, Estados Unidos y Canadá son referentes en construcción en madera.
Explicó: “El oeste norteamericano se desarrolló con entramados livianos que permitieron levantar pueblos en semanas. Hoy esos sistemas evolucionaron con nuevas placas y acabados, pero la esencia tecnológica es la misma”.
En la actualidad, la competencia internacional se mide en altura. “Ya existen edificios de más de 26 pisos en madera, construidos con sistemas de CLT (Cross Laminated Timber, o madera contralaminada cruzada) y GLT (Glued Laminated Timber, o madera laminada encolada). Estas tecnologías permiten ensamblar paneles y vigas industriales de gran resistencia, que hacen posible levantar edificios de altura con seguridad estructural”.

En Argentina aún no tenemos una obra emblemática, lo cual resulta llamativo para una ciudad como Buenos Aires, con tradición arquitectónica y presencia de estudios internacionales”, señaló Vier.
Impacto ambiental y cadena de valor
La construcción tradicional, basada en cemento y ladrillos, es una de las actividades con mayor huella de carbono.
“La industria de la construcción genera más del 40% de los gases de efecto invernadero. Si no se modifica, cambiar autos, trenes o aviones no será suficiente. Con la madera podemos reducir el impacto y reservar otros materiales para grandes obras de infraestructura”, explicó.
En Argentina, el 94% de la madera que se consume proviene de bosques reforestados en Misiones, Corrientes y Entre Ríos. “Es un recurso renovable, como la soja o el maíz. Contamos con 1,3 millones de hectáreas de bosques implantados que permiten abastecer el mercado sin recurrir al bosque nativo”, aclaró.
La expansión de la construcción en madera también impulsa la industria mueblera, que concentra la mayor cantidad de mano de obra del sector. “Más casas de madera implican más muebles y más empleo”, destacó.
Obstáculos y coyuntura del sector
Pese a las ventajas, la construcción en madera enfrenta barreras. “La formación universitaria casi no aborda este sistema y los profesionales no aprenden a calcular estructuras de madera. Además, existe una herencia cultural mediterránea, asociada a la piedra y el ladrillo”, sostuvo.
El sector atraviesa una crisis por la parálisis de la obra pública y la falta de crédito hipotecario. “Con tasas cercanas al 50% es imposible financiar viviendas. Los aserraderos que abastecen a pequeñas obras municipales están en una situación muy complicada”, advirtió.

La competencia externa también incide. “Brasil es nuestro principal competidor en muebles y remanufacturas. Y la llegada de casas prefabricadas chinas constituye una amenaza directa, porque ingresan listas para habitar y desplazan a nuestra producción local”, señaló.
Innovación y organización
Vier resaltó la necesidad de obras emblemáticas que funcionen como vidriera. “Buenos Aires no puede quedar al margen de esta tendencia. La madera es el hormigón del tercer milenio y debemos mostrarlo”, afirmó.
En esa línea, CADAMDA y la Federación Argentina de la Industria de la Madera y Afines (FAIMA) trabajan en la creación de un Instituto de la Construcción con Madera y realizan seminarios en todo el país. “Queremos salir del círculo interno de los madereros y convencer al mundo real de la construcción”, explicó.
Perspectivas y mensaje final
El presidente de CADAMDA hizo un llamado a los profesionales y al público en general:
“Quiero que se cuestionen cómo van a construir y qué mundo quieren dejar a sus hijos. La madera es una opción real para reducir la huella de carbono y avanzar hacia ciudades más sustentables. No buscamos reemplazar al ladrillo, sino aportar una alternativa que combine rapidez, confort y respeto por el ambiente”.
Finalmente, invitó a la Feria de la Madera y el Mueble, que se realizará en octubre en Costa Salguero. Concluyó: “A pesar de la crisis, queremos demostrar que somos un sector resiliente, con capacidad de innovar y de dar soluciones habitacionales rápidas y de calidad”.