En la costa del golfo de Finlandia, en el distrito Primorsky de San Petersburgo, Rusia, se alza el Lakhta Centre, el rascacielos más alto de Europa y uno de los más destacados del mundo (está entre los primeros 20 del Globo). Con 462 metros de altura y 87 pisos, su silueta se convirtió en un emblema arquitectónico de la ciudad desde que fue finalizado en 2019. La torre funciona como sede central de la corporación energética Gazprom, pero también alberga instalaciones abiertas al público, como un mirador, un centro científico infantil, un planetario y restaurantes con vistas panorámicas.
El proyecto surgió a comienzos de la década de 2000, cuando Gazprom buscaba una nueva sede corporativa que simbolizara modernidad y liderazgo. La construcción comenzó en 2012 y planteó importantes desafíos técnicos debido a su ubicación costera y las condiciones climáticas extremas de San Petersburgo. La cimentación del Lakhta Centre requirió una operación de vertido de hormigón que se extendió por casi 49 horas ininterrumpidas, estableciendo un récord Guinness por la mayor losa de hormigón continuo en el mundo.

El diseño de la torre, el «Techo» de Europa, es obra del estudio británico RMJM y completado por arquitectos rusos, presenta una rotación gradual de su estructura desde la base hasta la cima, evocando la forma de una llama. Esta elección estética remite a la identidad de Gazprom como gigante del sector energético y a la fluidez del agua, elemento omnipresente en la geografía de San Petersburgo.
Usos mixtos
El complejo no se limita a la torre principal. Incluye edificios anexos de menor altura, zonas de uso público, áreas comerciales, un paseo costero y estacionamiento para más de 2.000 vehículos. En conjunto, su superficie supera los 400.000 metros cuadrados, con gran parte destinada a oficinas de alto estándar. La infraestructura incorpora soluciones de eficiencia energética que le han permitido obtener la certificación internacional LEED Platinum, la más exigente en materia de construcción sostenible.

Entre sus sistemas destacan la fachada de doble piel para mejorar el aislamiento térmico y acústico, la recuperación de calor, el uso racional del agua y el control automatizado de la iluminación y climatización.
En los niveles superiores, el Lakhta Centre ofrece un mirador a 357 metros de altura, el más alto de Europa abierto al público. Desde allí, en días despejados, se pueden ver no solo el trazado urbano de San Petersburgo, sino también amplias vistas del golfo de Finlandia. El complejo cuenta además con un restaurante panorámico, auditorios de uso corporativo y cultural, salas de conferencias y espacios para exposiciones.
Cuanto vale alquilar allí
En materia inmobiliaria, el edificio se sitúa en el segmento más exclusivo del mercado de oficinas de San Petersburgo. La ciudad presenta una tasa de vacancia reducida en su inventario de oficinas premium, inferior al 7%, lo que mantiene elevados los precios. Según datos de consultoras locales, los alquileres de oficinas clase A en la ciudad oscilan entre 2.000 y 3.000 rublos por metro cuadrado al mes, dependiendo de la ubicación y los servicios incluidos.

En el caso del Lakhta Centre, su carácter icónico y su equipamiento de última generación lo colocan en la franja más alta del mercado: se estima que las tarifas pueden superar los 3.000 rublos por metro cuadrado, equivalentes a unos USD 33, de modo que alquilar un piso completo de 1.000 metros cuadrados podría costar alrededor de 33.000 dólares mensuales.
El Lakhta Centre no fue concebido como edificio residencial, por lo que no existen alquileres de viviendas dentro de sus instalaciones. Sin embargo, la presencia de la torre ha contribuido a valorizar el entorno del distrito Primorsky. En las cercanías, los departamentos nuevos de alta gama con vistas privilegiadas que pueden alquilarse —unos USD 1.100 a USD 2.750 mensuales—, con precios que suben en función de la superficie y la cercanía a la costa.
San Petersburgo cambió con su fisonomía
Más allá de su impacto económico, la torre ha modificado la silueta de una ciudad reconocida por su arquitectura clásica y sus cúpulas históricas. Para algunos, el contraste entre el estilo moderno del Lakhta Centre y el paisaje urbano tradicional rompe la armonía visual de San Petersburgo; para otros, representa la capacidad de Rusia de materializar proyectos de escala global y de proyectar una imagen de innovación.

El complejo ha sido reconocido internacionalmente con premios como el Emporis Skyscraper Award y galardones del Council on Tall Buildings and Urban Habitat (CTBUH), que destacan su diseño y sus innovaciones técnicas. También ha sido incluido en rankings de sostenibilidad por su eficiencia energética y el uso de materiales de bajo impacto ambiental.
El acceso al Lakhta Centre se facilita mediante carreteras y transporte público, aunque su ubicación periférica lo mantiene fuera del circuito turístico habitual del centro histórico. Aun así, el mirador, los restaurantes y las actividades culturales programadas han atraído a miles de visitantes desde su apertura. El lugar se ha consolidado como atracción para turistas nacionales e internacionales interesados en conocer de cerca el rascacielos más alto de Europa.

En un contexto global en el que las grandes ciudades buscan diferenciarse a través de hitos arquitectónicos, el Lakhta Centre se ha convertido en un símbolo de la nueva generación de supertorres europeas. Su combinación de uso corporativo, servicios abiertos al público, diseño innovador y estándares de sostenibilidad lo colocan en un lugar destacado dentro del panorama de la arquitectura contemporánea. Para Gazprom, es además una declaración de poder corporativo; para San Petersburgo, un nuevo referente urbano que marca el horizonte en dirección al mar.